miércoles, 26 de noviembre de 2014

Joan Robinson

Joan Robinson (1903-1983) fue una economista inglesa considerada sin duda la más importante del siglo XX. Robinson estudió economía en  Cambridge, donde cayó bajo la influencia de Maurice Dobb, probablemente el primer  académico en Gran Bretaña miembro del Partido Comunista. Inmediatamente después de su graduación en 1925, se casó con el economista Austin Robinson. Tras finalizar sus estudios de Economía en Cambridge se casó y pasó tres años en la India, donde pudo ver en persona los problemas del subdesarrollo económico y la pobreza, problemas que nunca dejaría de lado en sus trabajos como economista. En 1931 Keynes crearía un grupo de economistas brillantes llamado el Cambridge Circus y Joan ingresaría en este selecto grupo, contribuyendo a la exposición de la Teoría General de Keynes. Ese mismo año conseguiría una plaza de ayudante en la Universidad de Cambridge, En 1937, se convirtió en profesora de economía en la Universidad de Cambridge, donde no llegaría a ser catedrática hasta 1965. Nunca le dieron el Premio Nobel, lo que ha sido considerado uno de los más tristes e injustos tratos deliberadamente discriminatorios. Robinson contribuyó al apoyo y la exposición de la Teoría General de Keynes, escribiendo sobre todo en sus consecuencias para el empleo en 1936 y 1937 tratando de explicar la dinámica que seguía en medio de la Gran Depresión. En 1949 fue invitada para el puesto de vicepresidenta de la Sociedad Econométrica, pero se negó, diciendo que no podía ser parte del comité editorial de un diario que no podía leer. Como curiosidad, al menos dos estudiantes que estudiaron bajo su dirección han ganado el Premio Nobel de Ciencias Económicas: Amartya Sen y Joseph Stiglitz, aunque mantuvo con ambos una relación tumultuosa debido a su temperamento. Suya es la popular cita "El estudio de la economía no tiene por objeto la adquisición de un conjunto de recetas preparadas para los problemas económicos, sino aprender a no dejarse engañar por los economistas."

Los aportes de Joan Robinson mantuvieron una dura crítica a la postura de los modelos neoclásicos. En concreto, dicha crítica se centra en el irrealismo de sus postulados, a los errores metodológicos y a los fallos empíricos. Quizás la crítica más relevante que hace Robinson a la teoría neoclásica se encuentra en su célebre artículo de 1953 “The production funtion and the theory of capital”, que desencadenó un intenso flujo de críticas, respuestas y contra-respuestas que llenaron las revistas más prestigiosas de Economía. A tal polémica se le denominó “La controversia del capital de las dos Cambridge” puesto que se centró principalmente en el Cambridge de Inglaterra, con la propia Robinson y Piero Sraffa a la cabeza, por un lado, y en el Masachusetts Institute of Technology (M.I.T.) en Cambridge, Estados Unidos, con los economistas Paul Samuelson y Robert Solow. También participaron otros economistas como Nicholas Kaldor o Luigi Pasinetti.
Sus primeros aportes en economía en la década de los 30 fueron en el área de la competencia imperfecta, oponiendo una variante a la tradición neoclásica-marshalliana que dicotomizaba la economía en la competencia perfecta o el monopolio absoluto. En 1942 publicó un ensayo sobre economía marxista intentando rescatar los aspectos conceptuales, puramente económicos, de la obra de Karl Marx, donde advertía de los muchos indicios que había de una teoría de la demanda efectiva, en especial por medio de la explicación de la posibilidad de crisis por desproporcionalidad (estudiada a través de los esquemas de reproducción simple y reproducción ampliada), en donde Marx intentó elaborar una teoría aparentemente en los siguientes términos: "El consumo de los trabajadores es limitado por su pobreza, mientras que el consumo de los capitalistas es limitado por la voracidad de capital, la cual los obliga a acumular riqueza más bien que a disfrutar lujos. La demanda de bienes de consumo (el producto del grupo II) se ve así restringida. Pero si la producción de las industrias de bienes de consumo está limitada por el mercado, la demanda de bienes de capital (grupo I) se restringe a su vez, porque el capital constante de las industrias de bienes de consumo no crecerá lo suficientemente rápido para absorber la producción potencial de las industrias de bienes de capital. Así, la distribución del ingreso entre salario y plusvalía es tal que da lugar a una tendencia crónica que lleva a una ausencia de equilibrio entre dos grupos de industrias" (Robinson, 1942, pp.71-72)
Este aspecto de la economía de Marx incluso podría permitir la vinculación entre su teoría de la formación de un Ejército Industrial de Reserva con la teoría de Keynes de un desempleo involuntario. En cuanto a su crítica a la obra de Marx, desecha por intrascendentes tanto la teoría de valor como la Ley General de la Tasa de Ganancia Decreciente, ésta por ser tratarse de un supuesto ad hoc insostenible lógica e históricamente, debido a que Marx supuso una tasa de explotación constante pero al mismo tiempo una productividad creciente.

Dentro del planteamiento defendido por Joan Robinson, hay que destacar el papel tan significativo que juega lo que ella denominó como “el espíritu anímico esencial” de las empresas, como verdadero motor inicial y determinante del proceso de acumulación y crecimiento, y que Keynes introdujo en su Teoría General como “animal spirits”, estableciendo un papel importante sobre el multiplicador que desarrolló su colega del Circus Richard Kahn, y que inspiraría el multiplicador de la inversión de Keynes, deduciendo que, al contrario de la teoría ortodoxa donde el ahorro precede a la inversión, es la inversión la que determina al ahorro. Su trabajo de retroalimentación académica con Keynes, Marx, Kalecki y Sraffa le llevó asimismo a integrar en su teoría el efecto acelerador Kaleckiano, que establecía que los beneficios dependían del gasto de los capitalistas. Así, en su obra magna publicada en 1956 “La acumulación del capital”, Robinson hace depender los beneficios de la inversión y la tasa de beneficios de la relación capital-producto y de la tasa de crecimiento del producto. Además, Robinson introduce la diferenciación entre tiempo lógico y tiempo histórico mediante el concepto de incertidumbre de Keynes, refiriéndose a él en los siguientes términos “el presente es un tiempo comprendido entre un futuro desconocido y un pasado irrevocable. Lo que ocurrirá en el futuro será resultado de las interacciones económicas resultantes del comportamiento de los individuos. El movimiento solo puede ser hacia delante” (Robinson, 1962, p.26), abriendo la teoría keynesiana al largo plazo, siendo éste resultado de una secuencia de acontecimientos producidos en el corto plazo. Si dichos acontecimientos hubiesen transcurrido de forma diferente, el resultado final también sería distinto. La idea de irrevocabilidad que subyace en tales palabras además, llama la atención sobre como cualquier causa que pueda promover una nueva situación de cambio arrastrará a la economía hacia un nuevo estado, describiendo así un proceso inestable y evolutivo, y no un proceso estable y predeterminado como se halla en los modelos de equilibrio general, de lo que diría que “no fue casual que se eligiera el modelo estático; la confortadora armonía del equilibrio respaldaba la ideología del laissez faire y la elaboración de los argumentos nos tenía a todos tan ocupados que no teníamos tiempo para caer en malos pensamientos” (Robinson, 1962, p.81)


Algunos trabajos que tratan las aportaciones de Robinson:
- Reseña del libro “The provocative Joan Robinson: the making of a Cambridge economist” Revista de Economía Crítica.
- “Bhaduri, A. (1985) La acumulación de capital: tiempo lógico y tiempo histórico” Publicado originariamente en el Journal Economie appliquée
- (Inglés) “Skott, P. (2004) Joan Robinson’s contributions to the theory of economic growth” Working Paper University of Massachusetts

Libro completo (en inglés) “Joan Robinson’s Economics” Bill Gibson (ed.)

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